Notas de la autora:
- La siguiente reseña fue publicada en Steemit el 28 de diciembre de 2018.
- Puede contener spoilers.
Todos los que somos cristianos, especialmente los que hemos leído la Biblia, sabemos cómo se desarrolló la Última Cena en la que Nuestro Señor Jesucristo hizo la consagración del pan y del vino; sabemos que Él profetizó que uno de los 12 iba a traicionarlo (Judas), de que aquella noche en el huerto fue arrestado y enjuiciado en el Sanedrín, de que Pedro negó a Cristo tres veces antes de que cantara el gallo. Incluso sabemos que estos detalles, así como la persona misma de Cristo, han sido satirizados de una u otra forma en varias ocasiones; algunas sátiras eran inofensivas, como la de Terminator: Jesus Salvation, mientras que otras cruzaron la línea de la irreverencia, como es el caso de algunos capítulos de South Park. Estas últimas, por supuesto, generaron polémica, y continúan haciéndolo incluso entre las nuevas generaciones, sobre todo en las que crecieron en ambientes ultraconservadores; y no dudo que la nueva producción de Netflix con el grupo de comediantes youtubers Porta Dos Fundos cause igual reacción tanto entre cristianos como en no cristianos.
Estrenado este mes en Netflix, Especial de Natal: Se beber (The Last Hangover) es una sátira irreverente de la Última Cena en donde se tocan temáticas modernas, desde la sexualidad irresponsable hasta las drogas y el alcoholismo; probablemente influenciados por el humor southparkiano y de la trilogía The Hangover (cuyos guiños se pueden ver en la escena del tigre en el baño de la taberna), Porta Dos Fundos nos muestran a un Jesucristo y a unos apóstoles con tendencia muy clara a la juerga (o a ir de fiesta) adicionada con hachís, vino y mujeres.
Juergas cuyos resultados son las muertes «accidentales» (como la de un tal Diego, a quien Cristo le quita la respiración muy al estilo de Darth Vader luego de una discusión sin sentido), el intento de soborno a las autoridades, amarrar y colgar al tabernero en el techo y, por último, la Crucifixión.
Ahora bien, debo señalar, como cristiana y como alguien que ha curtido su humor southparkiano, que esta sátira NO ES APTA PARA TODOS. Por lo tanto, queda a juicio del lector si verla o no por las probables reacciones que surgirían tras haber terminado el film.
Para algunos espectadores, este film de escasos 44 minutos de duración puede llegar a ser muy ofensivo debido al comportamiento exhibido por los personajes (por ejemplo, Jesucristo en estado alcoholizado); reacción absolutamente comprensible, pues estamos hablando de una de las figuras más influyentes de la historia de la humanidad cuyas ideas dieron origen a una de las religiones con mayor adeptos en el mundo (si sumamos el número de practicantes del catolicismo y protestantismo en conjunto), figura que se tiene qué respetar sí o sí.
Sin embargo, para otros espectadores, sean ateos o cristianos de humor pesado (especialmente aquellos que han crecido con la irreverencia southparkiana), esta sátira sería una más en la lista de comedias negras que te puede arrancar mucha o poca risa (y no lo voy a negar: algunas escenas me hicieron reír, siendo mi favorita la discusión de Tomás y Jesucristo sobre el concepto de «cena»).
Ahora, ¿qué puedo decir del aspecto técnico? Dejando de lado las actuaciones un tanto decentes, el guión es quizás lo más southparkiano que he visto en años; de hecho, me atrevo a decir que casi, casi supera a los capítulos actuales de la temporada 22 de South Park, o al menos que evoca a las primeras temporadas.
No cabría duda de que Matt Stone y Trey Parker (los creadores de South Park) estarían halagados ante ese nivel de irreverencia.
Notas de Literatura 
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